Los recursos fitogenéticos del mundo preservados en los bancos de semillas, son elementos fundamentales en la conservación de la biodiversidad. Aquí conoceremos la relevancia de su protección.
Por Alejandra García Madrigal
De formación agronómica en la Universidad Autónoma Chapingo. Estudiante de Ciencias de la Tierra en la UNAM. Integrante de GYBN México, colectivo Proyecto EcoCiencias y la Red Universitaria de Cambio Climático.
Desde que la humanidad se hizo cargo del cultivo de sus alimentos, hace unos 10,000 años, declaró una permanente y estrecha relación con las semillas, que la llevó a la sedentarización. Dichas unidades de vida constituyeron el componente fundamental que dio paso, una vez sembrado, a la domesticación de las plantas. Ahora, se reconocen como los recursos fitogenéticos (unidades que contienen valiosa información biológica) más importantes y, si queremos que sobrevivan, debemos estudiarlos y conservarlos. Su supervivencia será fundamental para la seguridad alimentaria y la provisión de muchos otros bienes y servicios en la naturaleza, de la que formamos parte (1).
La conservación ex situ (fuera de su hábitat natural) de estos recursos, como la que se hace en los bancos de semillas, ofrece una forma económica y efectiva de mantenerlos para la posteridad. Resulta un complemento a la conservación in situ (en su lugar de origen), ya que la tasa de cambio ambiental está ocurriendo tan rápido que no siempre es posible conservarlos dentro de sus hábitats, que frecuentemente se encuentran amenazados (2). Sin embargo, es muy importante asegurar que su reintroducción sea exitosa.
Quizá trasladarnos al lugar de los hechos resulte de utilidad: La Bóveda Global de Semillas de Svalbard. Este grandioso almacén se encuentra en el archipiélago noruego de Svalbard, un lugar dentro del Círculo Polar Ártico, en el que los osos polares, quienes ganan en número a los residentes humanos, ofrecen un patrullaje casual del gran tesoro que protege la humanidad. Al menos esto nos comenta Mari Tefre en comunicación personal, quien es autora de esta asombrosa fotografía tomada durante una de sus tantas expediciones:
La Bóveda Global de Semillas de Svalbard, un refugio garantizado para las semillas del mundo (Cortesía: Mari Tefre).
Inaugurado en 2008 en el interior de la montaña Platåfjellet (Montaña Plateau), este gran banco de germoplasma, o depósito de semillas, fue construido con la idea de garantizar que la enorme diversidad de semillas de cultivo de todo el mundo estuviese a salvo de cualquier tipo de amenaza (3). Esto suena como una medida cada vez más indispensable ante un panorama de grandes desafíos, entre ellos, el Cambio Climático.
Por ello, se eligió un lugar aislado entre grandes glaciares, de estabilidad geológica y política, que fue Longyearbyen, capital de Svalbard, el área norte más alejada a la que puede llegar un vuelo comercial. Así que, aunque pareciera un rincón inaccesible, este lugar ha recibido desde sus inicios casi 1 millón de muestras (4) y, la organización Crop Trust ofrece un agradable recorrido virtual (5) por sus instalaciones.
Un proyecto alterno (Millennium Seed Bank (6), Inglaterra) tiene un panorama distinto que incorpora a las especies silvestres de todo el mundo, en particular, aquellas en peligro de extinción. Su enfoque principal es en especies endémicas y ecosistemas alpinos, áridos, costeros e insulares, que son los más vulnerables al Cambio Climático. Actualmente, como resultado de esta acción global, existen más de 1750 bancos de germoplasma a nivel internacional (7).
Además, una pieza primordial en este proceso, sobre todo en países como México, que poseen un extenso patrimonio biocultural, es la consideración del conocimiento local y tradicional sobre las especies. La participación comunitaria ha llevado a crear un híbrido entre los bancos de semillas y la conservación in situ en estados como Oaxaca que cuenta con al menos diez de ellos. Se han establecido entre las milpas, como estrategia para resguardar especies nativas y mejorar la productividad de los cultivos de maíz, frijol y calabaza a nivel local. De especial importancia ha resultado la participación de las mujeres en estos procesos (8).
La diversidad que integra la milpa (maíz, frijol y calabaza) / (Créditos: Alejandra García, 2020)
Finalmente, ante el estado actual de la pérdida de biodiversidad, con estadísticas tan alarmantes como 1/5 de especies de plantas amenazadas en el mundo, las Metas de Aichi del Convenio de Diversidad Biológica (9) en 2011, sugirieron en su momento (hasta 2020) su ineludible conservación en cualquier modalidad. Ahora sabemos que, por su enorme importancia y las alternativas de solución comentadas, nuestra participación y acción local o global para salvaguardarlas son de enorme trascendencia para los acuerdos internacionales próximos.
Fuentes consultadas:
(1,7) FAO (Food and Agriculture Organization). (2010). Segundo Informe sobre el Estado Mundial de los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura. Roma: FAO
(2,6) RBG Kew. (2020). Millennium Seed Bank. Recuperado de https://www.kew.org/wakehurst/whats-at-wakehurst/millennium-seed-bank
(3) Qvenild, M. (2008). Svalbard Global Seed Vault: a ‘Noah's Ark’ for the world's seeds. Development in Practice, (18), 110-116.
(4) CropTrust. (2020). Svalbard Global Seed Vault. Recuperado de: https://www.croptrust.org/our-work/svalbard-global-seed-vault/
(5) CropTrust. (2020). Svalbard Global Seed Vault - Virtual tour. Recuperado de: https://tour.croptrust.org/
(8) Aragón-Cuevas, F. (2016). Bancos comunitarios de semillas en Oaxaca En: R. Vernooy, P. Shrestha, B. Sthapit y M. Ramírez (Eds.) Bancos Comunitarios de Semillas: Orígenes, Evolución y Perspectivas (pp. 136-139). Lima, Perú: Bioversity International.
(9) CBD. (2011). The targets 2011-2020. Recuperado de: https://www.cbd.int/gspc/targets.shtml
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